Escrito por Neal R. Thomson y publicado en la página 7 del libro El Lugar de Su Nombre. Un Simposio sobre la Iglesia. Su Diseño, Doctrina y Prácticas. Por 20 Autores. Tercera Impresión (2000)
Se ha agotado la existencia de los libros de la Segunda Edición del libro: «El Lugar de Su Nombre». Pero la demanda continúa en Venezuela y aumenta en países fuera de Venezuela. Por consiguiente es necesario hacer una tercera edición, sin modificar el contenido del libro. No ha habido cambio en el apoyo de estas doctrinas entre muchas asambleas en Venezuela y en otros países del mundo. Pero lamentamos notar la tendencia de manifestar el mismo descuido espiritual que se manifestó en Laodicea en los últimos años del Apóstol Juan, (Apoc. 3: 14-22).
Repetimos la declaración de que este simposio no es Libro de Estatutos de ninguna congregación evangélica. La Biblia misma tiene que ser la autoridad final en todos asuntos entre las iglesias locales. No debe haber cambios para ajustar las doctrinas a la moda de hoy. Pero los que procuramos ser fieles a la doctrina apostólica, corremos el peligro de perder la devoción a Cristo. Pablo predicó por tres años en la Provincia de Asia, de manera que todos los que habitaban allí oyeron la palabra del Señor. «Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.» Luego, después de años, Pablo escribió cartas a dos de estas asambleas de Asia, para confirmar lo que él había enseñado. Él dijo a los de Colosas: «Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la Iglesia de los laodjcenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros.» (Col. 4: 16). Pero es llamativo que según Apoc. 3: 14-22, Laodicea no atendió a las advertencias, y hubo gran degeneración entre los miembros de la asamblea.
¡Qué el Señor nos mantenga con el fervor de los de Berea! «Estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras, para ver si estas cosas eran así.» (Hech. 17:11). «Así que, hermanos, estad firmes, y retened la doctrina que habéis aprendido» (2 Tesa.2: 15). Neal R. Thomson.